La Infidelidad es el incumplimiento del compromiso de fidelidad.
Vale resaltar que, en su acepción más común, el término fidelidad hace referencia al respeto mutuo entre los miembros de una pareja, en particular al respeto y cumplimiento de un pacto, explícito o implícito, de exclusividad.
En este contexto, ser fiel significa pensar en la persona que tenemos a un lado, que cuando esa persona nos necesite, estemos ahí para ella, no ocultarle nada respecto de otras personas, sólo tener relaciones íntimas con la persona que hemos decidido mantener a nuestro lado, es decir, con nuestra pareja. La aplicación del concepto puede variar según nuestras concepciones, o según la orientación sexual, y se puede hablar de fidelidad en la relación entre un hombre y una mujer, o entre dos hombres, o entre dos mujeres. Por tanto, en su acepción más común, la infidelidad es quebrar ese pacto tácito de mantener relaciones sexuales exclusivamente con la persona que hemos escogido libremente como pareja.
El irrespeto se da entre una persona sin morales y otra, por ejemplo: las groserías,apodos entre otras mas ya que estas le faltan el respeto a las demás personas ... otro ejemplo son las personas que son irrespetuosas son aquellas que contestan al hacerle una pregunta
Es una cualidad que se refiere al excesivo orgullo de una persona en relación consigo misma y que la lleva a creer y exigir más privilegios de a los que tiene derecho. El adjetivo calificativo relativo a esta pasión es arrogante. Se emplea frecuentemente con connotación negativa.
La generosidad es una de las más claras manifestaciones de nobleza de espíritu y grandeza de corazón que puede dar una persona. Los que son generosos son ricos, pero no en dinero y cosas materiales, sino en la capacidad de ofrecer a otros lo más preciado de sí mismos. Es generoso quien perdona las grandes ofensas, quien puede sacrificar su comodidad y sus privilegios en aras de conseguir lo mejor para los demás. Desde que el ser humano tiene memoria, la generosidad ha sido uno de los más importantes valores para el desarrollo de la sociedad, pues las más grandes y duraderas obras han provenido de personas que desinteresadamente han entregado al mundo el producto de su inteligencia y de su trabajo. Sólo con generosidad es posible situamos por encima de nuestros intereses personales y hacer lo que esté a nuestro alcance para que todos tengamos las mismas oportunidades y el mundo en que vivimos sea un poco más humano y más justo cada día.
Para ser generosos...
Aprendamos a regalar aquello que tenemos en abundancia: alegría, por ejemplo. Hay personas que sólo pueden dar alegría, ya que es lo que más tienen. Pero en la medida en que otros reciben este regalo, pareciera que la alegría se multiplicara.
La perseverancia es el aliento o la fuerza interior que nos permite llevar a buen término las cosas que emprendemos. Los que son perseverantes tienen una alta motivación y un profundo sentido del compromiso que les impiden abandonar las tareas que comienzan, y los animan a trabajar hasta el final. Para ser perseverantes es una gran ayuda ser también disciplinados y decididos. La perseverancia es una cualidad común a las personas de carácter sólido, muchas de ellas líderes en su campo de acción, que lejos de amilanarse frente a las dificultades o la adversidad, se engrandecen y redoblan sus esfuerzos, con gran determinación, para conseguir los objetivos que se han fijado.
Si creemos en lo que hacemos y nos armamos de paciencia para sortear los obstáculos que se nos presentan en el camino, si no perdemos de vista nuestras metas y luchamos contra el cansancio o el desánimo, sentiremos una incomparable satisfacción cuando tengamos ante nosotros el fruto de nuestro esfuerzo. Para ser perseverantes...
Ejercitemos diariamente nuestra fuerza de voluntad luchando contra la pereza, la negligencia y el descuido.
Formemos en los niños y las niñas una gran disciplina para que puedan persistir en sus deseos, fortaleza de carácter para que no se derrumben frente a los obstáculos, y una buena dosis de claridad que les permita comprender que en un mundo donde la competencia es tan grande tienen mayores posibilidades de éxito quienes más se preparan y más persistencia tienen.
Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin común, hablamos de solidaridad. La solidaridad es un valor de gran trascendencia para el género humano, pues gracias a ella no sólo ha alcanzado los más altos grados de civilización y desarrollo tecnológico a lo largo de su historia, sino que ha logrado sobrevivir y salir adelante luego de los más terribles desastres (guerras, pestes, incendios, terremotos, inundaciones, etc.)
Es tan grande el poder de la solidaridad, que cuando la ponemos en práctica nos hacemos inmensamente fuertes y podemos asumir sin temor los más grandes desafíos, al tiempo que resistimos con firmeza los embates de la adversidad. La solidaridad, cuando persigue una causa noble y justa (porque los hombres también se pueden unir para hacer daño) cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.
Para ser solidarios...
- Reflexionemos sobre la situación de todos aquellos menos favorecidos que nosotros y no cerremos los ojos frente a sus problemas y necesidades.
- Si hay una causa en la que creemos y sabemos que podemos colaborar, no vacilemos en hacerlo.
La humildad es la conciencia que tenemos acerca de lo que somos, de nuestras fortalezas y debilidades como seres humanos, y que nos impide por lo tanto creernos superiores a los demás. Los que son humildes no se sobreestiman ni maltratan a los menos favorecidos que ellos desde el punto de vista social, económico o de educación.
Saben más que nadie que esto se debe a las desigualdades de nuestras sociedades y que la suerte de haber nacido en un hogar con más oportunidades que otros no les da derecho a creerse superiores ni mejores que aquellos que no tuvieron tal fortuna.
La humildad es igualmente condición indispensable para aprender cosas nuevas y superamos permanentemente en todos los aspectos, ya que gracias a ella tomamos conciencia de nuestra infinita pequeñez frente a la inmensidad del universo y la sabiduría de la naturaleza, así como a la de los conocimientos y experiencias atesorados por la humanidad a lo largo de su historia. Esta conciencia de nuestras limitaciones nos aleja de la soberbia y la vanidad de quienes viven como si fueran los dueños del mundo, lo supieran todo y nunca fueran a morir.
Para ser humildes...
• No permitamos que "se nos suban los humos" cuando obtengamos algún triunfo, premio o distinción en nuestro estudio o nuestro trabajo. La inmensa satisfacción que ello representa es el premio en sí mismo, y no da para que nos creamos superiores al resto del género humano.