La amistad es un valor universal. Está claro que difícilmente no podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento. Necesitamos a alguien en quién confiar, a quién llamar cuando las cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena ocasión. Caerse bien es algo muy fundamental dentro de una relación de amistad.
Las amistades normalmente comienzan de imprevisto, y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida vamos encontrándolas. Y todo comienza porque alguien "nos cae bien" y se convierte en una buena persona.
Decisiones, sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas, creencias, religión, costumbres son algunos de las cosas en común que pueden hacer que nos hagamos amigos de alguien.
Sentirse a gusto con una persona, platicar y compartir sentimientos es el principio de lo que acostumbramos llamar amistad.
Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo una buena relación. El interés común puede ser ir en la misma escuela, un mismo deporte, un pasatiempo en común, y la misma vida nos va dando amigos.
La amistad es un cariño, es apreciarse que promueve un dar, un darse y para esto es necesario encontrarse y conversar para poder conocerse.
La amistad no puede desarrollarse sin una buena relación. Por eso cuando dejamos de ver durante muchos años a nuestros amigos, a veces nos enfrentamos a nuevas personas totalmente diferentes, o simplemente no se pasa de un diálogo superficial.
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